No tengo un despacho con secretarias. Tampoco una flota de comerciales que prometen y no aparecen.
Aquí hablas conmigo. Carlos. El que va, el que sube la persiana, el que aprieta el tornillo. Yo mismo.
¿Cómo empecé en esto?
Pues como se empieza en la vida real: currando.
Hace ya más de 10 años que empecé a meterme en casas para arreglar lo que otros no querían tocar. Persianas rotas, cintas deshilachadas, motores que hacían más ruido que un tractor… Y poco a poco fui aprendiendo el oficio, ganándome la confianza de la gente y volviendo a casa con las manos negras pero la conciencia limpia.
No hice un máster. Hice lo que hay que hacer: trabajar de verdad.
¿Por qué me dedico a esto?
Porque me gusta arreglar lo que otros dan por perdido. Porque sé lo que jode cuando la persiana no sube, o cuando se te queda trabada justo antes de salir a trabajar.
Porque sé que hay gente que necesita que le solucionen el problema ya, sin vueltas, sin excusas y sin sustos en la factura.
Y eso intento hacer cada día: dar soluciones. Reales. Rápidas. Sin postureo.
¿Qué me diferencia?
- Que no delego en nadie. Me llamas, y soy yo el que va.
- Que te hablo claro. Sin tecnicismos ni cuentos.
- Que te cobro justo. Lo que es, es. Y si hay algo más, te lo digo antes.
- Que si no te respondo, es porque estoy en un tejado. Pero te devuelvo la llamada.
Trabajo por toda la provincia de Castellón. Desde el Grau hasta Morella. He subido persianas en chalets de Benicàssim y en pisos de la calle Enmedio. Me he metido en garajes, locales, cocinas y balcones imposibles. Y sigo haciéndolo.
Porque me gusta. Porque me sale bien. Y porque la gente que me llama, repite.
¿Y tú? ¿Tienes una persiana que no va?
Llámame. No te atiende una empresa. Te atiendo yo. Carlos.
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